Daños del juego: Curso de aprendizaje virtual para personas cercanas/familiares (Spanish)

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10. Fortalecimiento de las habilidades psicosociales para la prevención de daños relacionados con el juego: 

En este capítulo, exploraremos cómo el fortalecimiento de las habilidades mentales y emocionales puede ayudar a prevenir los daños del juego. Veremos cómo manejar el estrés, controlar las emociones, desarrollar la resiliencia, resistir la presión de grupo y mejorar las habilidades sociales, todo lo cual puede ayudarle a tomar decisiones más saludables y evitar los peligros del juego. 

a) El estrés y cómo afrontarlo 

El estrés nos puede afectar a todos, ya sea por la presión escolar, los problemas con los/as amigos/as o los problemas familiares. Para algunos, el juego puede parecer una forma de escapar o afrontarlo. Pero hay mejores maneras de manejar el estrés. 

Cómo gestionar el estrés: 

  • Conoce qué te estresa: El primer paso es averiguar cuál es la causa del estrés. ¿Es ese examen tan importante? ¿La presión de los/as amigos/as? Poner las cosas por escrito o hablarlo puede ser de gran ayuda. 
  • Técnicas de relajación: Prueba ejercicios respiratorios como la respiración ”4-7-8”. Es muy sencillo. Inhala durante 4 segundos, mantén la respiración durante 7 y luego exhala lentamente durante 8 segundos. Esto ayuda a calmar la mente y el cuerpo. 
  • Actívate: El ejercicio físico, ya sea salir a correr, hacer yoga o simplemente dar un paseo, puede reducir el estrés al liberar sustancias químicas que te hacen sentir bien en el cerebro. Únete a un equipo deportivo o sal con tus amigos a una clase de fitness en grupo. 
  • Habla con alguien de confianza: A veces, el simple hecho de hablar con un amigo, un familiar o un consejero puede marcar la diferencia. Saber que no estás solo puede ayudarte a manejar el estrés de forma saludable. 

Ejemplo en acción: 
Podrías establecer una ”Rutina para aliviar el estrés” personal. Todos los jueves, después de clase, tómate 20 minutos para dar un paseo, practicar la respiración profunda o escribir en un diario. Esta rutina podría ayudarte a controlar el estrés sin recurrir a hábitos poco saludables como el juego. 

b) Comprender las emociones 

¿Alguna vez has sentido que sólo quieres escapar de tus sentimientos? Ya sea ansiedad, soledad o frustración, a veces nos resulta más fácil distraernos. El juego puede parecer una vía de escape, pero aprender a entender y gestionar nuestras emociones es clave para mantener el control. 

¿Qué son las emociones básicas y complejas? 

  • Emociones básicas: Son sentimientos como la felicidad, la tristeza, la ira o el miedo. Son parte natural de la vida, pero si no los gestionamos bien, pueden llevarnos a tomar decisiones impulsivas, como el juego. 
  • Emociones complejas: Son sentimientos más difíciles, como la vergüenza, la culpa o el bochorno. Estos sentimientos pueden provenir de luchas personales y, si no los abordamos, podemos recurrir a hábitos de afrontamiento poco saludables. 

Cómo afrontar emociones difíciles: 

  • Pon nombre a tus emociones: En lugar de decir ”estoy disgustado/a”, prueba a decir ”estoy nervioso/a por un examen”. Poner nombre a tus emociones te ayuda a entenderlas y a sentirte más en control. 
  • Reformula los pensamientos negativos: Si te sientes frustrado/a o estancado/a, intenta cambiar tu forma de pensar. En lugar de pensar: ”Nunca saldré adelante”, prueba con: ”Ahora mismo es difícil, pero puedo dar pequeños pasos para mejorar”. 
  • Expresión creativa: Intenta dibujar, escribir, tocar música o hablar con alguien para expresar tus emociones. Es una forma estupenda de liberar sentimientos sin recurrir al juego. 

Ejemplo en acción: 
Crea tu propio ”Diario de sentimientos”. Cada semana, dedica 10 minutos a escribir o dibujar lo que sientes. Con el tiempo, empezarás a entender mejor tus emociones y te ayudará a encontrar formas más sanas de afrontarlas. 

c) Aumentar la resiliencia 

La resiliencia es la capacidad de recuperarse de los contratiempos. La vida no siempre es fácil, pero ser resiliente significa que puedes afrontar los retos sin rendirte ni recurrir a hábitos perjudiciales como el juego. 

Cómo desarrollar la resiliencia: 

  • Mantente positivo/a: Una mentalidad de crecimiento ayuda. En lugar de ver el fracaso como el final, piensa en él como una oportunidad de aprendizaje. Si no te va bien en un examen, es solo una oportunidad para estudiar más la próxima vez. 
  • Resolución de problemas: Aprender a desglosar los problemas y proponer soluciones puede ayudarte a sentir que tienes más control. Practica la toma de decisiones resolviendo problemas de la vida real con amigos o familiares. 
  • Relaciones de apoyo: Rodéate de personas que te levanten el ánimo. Los amigos, la familia y los mentores que creen en ti te ayudan a sentirte fuerte y apoyado. 

El ejemplo en acción: 
Fíjate un objetivo personal para mejorar tu capacidad de resolución de problemas. Cuando surja algo difícil, en lugar de quedarte atascado/a o frustrado/a, da un paso atrás, divídelo en pequeños pasos y piensa en una pequeña solución que puedas probar. Esto aumentará tu confianza y te ayudará a mantener la resiliencia. 

d) Manejar la presión de grupo 

A veces, los/as amigos/as o compañeros/as de clase pueden presionarte para que pruebes el juego, sobre todo si parece guay o normal en tu grupo. Pero tú tienes el poder de decir ”no” y tomar tus propias decisiones. 

Cómo manejar la presión de grupo: 

  • Aprende a decir no: la asertividad es la clave. Practica cómo decir que no de forma firme y segura. Los juegos de rol con amigos/as pueden ayudarte a sentirte preparado/a. Prueba: ”El juego no es lo mío” o ”Prefiero hacer otra cosa”. 
  • Ten un plan de escape: A veces es bueno tener un plan alternativo, como sugerir una actividad diferente o cambiar de tema. Tener una estrategia hace que sea más fácil resistirse. 
  • Encuentra amigos/as positivos/as: Rodéate de personas que compartan tus valores y apoyen tus decisiones saludables. Los grupos de iguales pueden tener un gran impacto, así que busca a aquellos que te animen a ser lo mejor de ti mismo. 

Ejemplo en acción: 
Cuando te encuentres en una situación en la que tus amigos/as te estén presionando, tómate un momento para hacer una pausa. Practica diciendo algo como: ”No me va el juego, pero me encantaría salir contigo y hacer [añade aquí algo divertido]”. Esto te ayudará a mantenerte fiel a ti mismo/a sin sentirte incómodo/a. 

e) Habilidades sociales y manejo de las emociones con los demás 

Ser capaz de comprender y gestionar las emociones -tanto en uno/a mismo/a como en los demás- es un superpoder. Cuando aprendes a manejar las emociones en situaciones sociales, es más probable que tomes mejores decisiones y evites el juego. 

Habilidades sociales clave: 

  • Conciencia emocional: Ser consciente de tus emociones te ayuda a mantener el control. Si te sientes estresado/a o molesto/a, saber reconocerlo puede evitar que tomes decisiones precipitadas como apostar. 
  • Empatía: Entender cómo se sienten los demás te ayuda a conectar mejor con tus amigos/as y a desenvolverte en situaciones complicadas. Los juegos de rol pueden ayudar a practicar la empatía, como ”¿Qué harías si tu amigo te pidiera que apostaras?”. 
  • Resolución de conflictos: Aprender a manejar las discusiones o los desacuerdos sin recurrir a hábitos poco saludables como el juego es una habilidad vital. La negociación, la escucha activa y la búsqueda de compromisos pueden ayudar a resolver los conflictos de forma saludable. 

Ejemplo en acción: 
Cuando te encuentres en una situación difícil con un amigo -puede que haya un desacuerdo o que te esté presionando- tómate un momento para escuchar y entender su versión. Después, intenta expresar tus sentimientos con calma y encontrar una solución que os beneficie a los dos. Puede tratarse de una simple conversación en la que ambos estéis de acuerdo en algo positivo, en lugar de dejar que la situación se convierta en una espiral de frustración o de comportamientos poco saludables, como el juego. 

Recuerda, ¡tú puedes! 
Si fortaleces tus habilidades mentales y emocionales, estarás mejor preparado para afrontar los retos de la vida sin depender del juego. Se trata de mantener el control y tomar decisiones saludables para tu futuro. 

 Convertirse en agente de prevención de daños causados por el juego 

¿Cómo puedo influir en la prevención de los daños causados por el juego?