Acercarse a un/a joven que crees que puede estar jugando puede ser delicado, pero es importante hacerlo sin juzgarlo, con apoyo y comprensión. La ludopatía juvenil puede ser un problema derivado de diversos factores, como el estrés, la presión de los compañeros o la influencia de la publicidad, por lo que es esencial mantener una conversación constructiva que ayude a orientarles hacia comportamientos más saludables. He aquí algunas técnicas a tener en cuenta a la hora de hablar con un/a joven sobre el juego:
a) Crear un entorno seguro y abierto

- Garantizar la intimidad: Habla con ellos/as en un entorno privado y cómodo en el que se sientan seguros/as para hablar abiertamente.
- Mantén la calma y no te enfrentes a nadie: Aborda la conversación sin acusar ni culpar. Utiliza un tono tranquilo para evitar que se pongan a la defensiva.
- Utiliza la escucha activa: Antes de sacar conclusiones precipitadas, deja que hablen y expresen sus sentimientos. Muestra empatía y comprensión. Esto genera confianza y les anima a compartir sus experiencias.
b) Formular preguntas abiertas

- En lugar de dar por sentado que juegan o decirles qué les pasa, hazles preguntas que les permitan explicar su comportamiento. Por ejemplo:
- ”He oído hablar mucho del juego, y me preguntaba si es algo en lo que has pensado o has hecho”.
- ”¿Puedes decirme cómo te sientes cuando juegas a juegos de azar, como apuestas o juegos de azar?”.
- ”¿Qué sabes de los riesgos del juego?”.
c) Educar sobre los riesgos

- Evita las tácticas de miedo: En lugar de centrarte en los peligros del juego, proporciona información equilibrada, como por ejemplo cómo el juego puede provocar adicción, pérdidas económicas y estrés emocional.
- Utiliza ejemplos de la vida real: Comparte historias de personas que han luchado contra el juego, pero tenga cuidado de no demonizar el comportamiento; céntrese en el impacto negativo que ha tenido en sus vidas.
- Habla de las probabilidades: Explícales el concepto de probabilidades y cómo el juego suele estar diseñado para que la gente pierda a largo plazo, lo que puede ayudarles a entender por qué el juego puede ser perjudicial.
d) Discutir sus motivaciones

- Pregúnteles por qué juegan e intenta comprender las razones subyacentes. Las motivaciones más comunes pueden ser el aburrimiento, la búsqueda de emociones, la influencia de los/as compañeros/as o incluso la búsqueda de un beneficio económico rápido.
- Algunas preguntas útiles podrían ser:
- ”¿Qué te gusta de apostar o jugar con dinero?”.
- ”¿Buscas una forma de lidiar con el estrés, la ansiedad o los problemas en la escuela o en casa?”.
e) Centrarse en alternativas saludables

- Fomenta aficiones positivas: Anímales a participar en actividades que proporcionen emoción o recompensas sin riesgos, como deportes, proyectos creativos o voluntariado.
- Enseña a controlar el estrés: Si el juego es para ellos una forma de afrontar las emociones o el estrés, ayúdales a aprender mecanismos de afrontamiento más saludables, como la atención plena, el ejercicio o hablar con un adulto de confianza.
- Ofrece alternativas para socializar: si la presión del grupo es un factor, ayúdale encontrar otras formas de relacionarse con sus amigos que no impliquen el juego.
f) Establecer límites y expectativas claros

- Se claro sobre lo que te preocupa: Expresa que el juego puede ser un comportamiento perjudicial y que quieres ayudarles a tomar mejores decisiones.
- Sé claro/a coherente: Si eres un/a padre/madre, mentor/a u otro adulto de confianza, establece expectativas claras sobre el juego (por ejemplo, no jugar ni participar en actividades de juego). Asegúrate de ser coherente a la hora de hacer cumplir esos límites.
g) Promover recursos de apoyo

- Hazles saber que disponen de ayuda si tienen problemas con el juego o están preocupados por sus hábitos. Por ejemplo:
- Hablar con un consejero o psicólogo.
- Remitirles a grupos de apoyo para jóvenes ludópatas.
- Facilitar información sobre líneas de ayuda para ludópatas o recursos online, como los que ofrecen organizaciones como Jugadores Anónimos.
h) Mantener un diálogo permanente

- Mantén abierta la conversación: Una conversación rara vez es suficiente. Vuelve a tratar el tema de vez en cuando de forma no intrusiva, asegurándote de que sepan que pueden acudir a ti en busca de apoyo en cualquier momento.
- Muéstrale su apoyo constante: Si está trabajando activamente para reducir o abandonar el juego, debes estar presente para celebrar sus progresos y ofrecerle ánimos.
i) Implicar a otros adultos de confianza

- Si el comportamiento continúa o empeora, considera la posibilidad de implicar a otros adultos en los que confíen, como consejeros escolares, un mentor o un pariente. Esto puede proporcionarles orientación y apoyo adicionales.
- En algunos casos, puede ser necesario buscar ayuda profesional o asesoramiento si el joven muestra signos de adicción al juego.
j) Modelar un comportamiento saludable

- Si tú, como mentor/a o cuidador/a, puede servir de modelo de comportamientos positivos, como una gestión financiera sana o la gestión del estrés de forma no destructiva, puede ejercer una poderosa influencia en los jóvenes.
Principales conclusiones:
- Aborda la situación con empatía y sin juzgar.
- Concéntrate en comprender las razones que subyacen al comportamiento.
- Educar sobre los riesgos y consecuencias del juego.
- Ofrecer alternativas y estrategias de afrontamiento saludables.
- Fomenta la ayuda profesional si es necesario.
Abordando el tema de forma comprensiva y abierta, puedes ayudar al/la joven a reflexionar sobre sus actos y a tomar decisiones más informadas sobre el juego.